martes, julio 01, 2014

Ocupación y venta de los espacios públicos por parte del Municipio

Jorge P. Colmán para GBAN. El espacio público y semi-público en Malvinas Argentinas vive un tiempo crítico, se reducen los espacios comunitarios pasando al dominio privado/estatal y con ellos también se pierde la democracia barrial que estos generaban.

La venta de la calle Leonardo Da Vinci (Localidad de Pablo Nogues),con mas de 900 metros cuadrados por $1.740.000 a una empresa privada, es parte de una perdida sistemática del espacio público en Malvinas Argentinas. Antes fue la venta de la calle Le Corbusier, en el barrio San Eduardo (Área de Promoción el Triángulo) a la empresa multinacional de autopartes Faurecia por 1.290.000$.

También los vecinos han perdido parte de espacios públicos como las plazas. El ex Hospital Materno Infantil Mohibe Akil de Menem (Grand Bourg) ocupo gran parte de lo que en barrio conocían como “La cancha del Ombú”, en el Barrio el Callao (Tortuguitas) la Escuela Secundaria N° 203 ocupa un espacio con idéntica historia al anterior, el jardín 926 de Villa de Mayo ocupa un espacio que fue escenario de las fiestas del Mailin, el Centro de Formación Profesional 401 (Tierras Altas) ocupa parte de lo que fueron grandes campeonatos de fútbol por más de una década, seguramente los vecinos memoriosos recordaran y enriquecerán esta historia de perdidas de espacios de uso público en Malvinas Argentinas.

Las Sociedades de Fomento fueron desapareciendo durante en el mal llamado “Proceso de Reorganización Nacional” (Terrorismo de Estado) y continuado luego con la democracia. Ejemplo de ello fue la sociedad de fomento que se encontraba al lado de la escuela primaria 6 (Grand Bourg) hoy convertido en un pañol, la sociedad de fomento San Pascual (Grand Bourg) convertida en una empobrecida sala de primeros auxilios, la incipiente Sociedad de Fomento San Eduardo casi corre idéntica suerte, los vecinos organizados resistieron la medida. Los clubes que dejaron de existir como tales: Club Belgrano (Tortuguitas) y otros que funcionan solo como Salón de Usos Múltiples Municipales, sin vida democrática y bajo las fotografías del Intendente Jesús Cariglino.

La década de los ´70 y su ideología neoliberal depredó espacios públicos y semipúblicos para negocios privados, mientras regía el estado de sitio y las restricciones de reunión para los ciudadanos.En los ´90 se profundiza el proceso, se liquidaron empresas y recursos estratégicos del Estado, en los municipios estos fueron, y todavía son calles, plazas, sociedades de fomento y clubes de barrio..

En los últimos años esta tendencia ha recobrado fuerzas hacia la mercantilización y nuevos usos de: paseos, parques y espacios verdes pertenecientes al dominio público o privado del Estado (Nacional, Provincial y/o Municipal). Según el Profesor Ricardo L Mascheroni “mediante la instalación de bares, playas de estacionamiento, cocheras o los denominados en la actualidad “núcleos de servicios”, tierras destinadas al uso común que va a parar a manos de “desarrolladores o concesionarios”, los que a través de estos mecanismos obtienen pingües ganancia a expensas de todos, disimulándose ese desapoderamiento, bajo el tentador argumento de mejoría de esos lugares, ya sea mediante la instalación de novedosos juegos para niños, paneles sanitarios, playones deportivos y mayor eficiencia en la seguridad, en lugares supuestamente cada vez más inseguros”.

El autoritarismo del gobierno municipal y sus subordinados en el Concejo Deliberante, favorecieron y fortalecieron negocios privados. Dispusieron de los espacios públicos, sin discusión ni analizar seriamente el impacto negativo que generaba para la democracia barrial la desaparición de las instituciones. Ni siquiera guardan las formas, no hay relato reparador de los espacios perdidos, las palabras “participación comunitaria” solo es permitida para los punteros del intendente que ejecutan sus ordenes. ,

La oposición no puede articular resistencia en el Concejo Deliberante, la mayoría automática y el manejo autoritario de la institución no permiten la discusión ni la participación de aquellos que no estén de acuerdo con el Intendente municipal. La resistencia organizada en unos pocos barrios han sido la excepción y el miedo a las fuerzas de represión institucional hacen estragos en donde la organización es débil.

Según Mascheroni se ha consolidado “la hegemonía de la rentabilidad: se protege aquello que deja ganancia o -al menos- no implica inversión social, mientras que se estimula o tolera todo tipo de arbitrariedad individual, aun cuando se agravie derechos personales o normas preestablecidas. El shopping y la autopista son, así, una suerte de salvaje pragmatismo para el cual la modernización sólo puede consumarse en términos de exclusión social.”

Los argumentos del estado municipal son que “no circulan autos ni personas” por eso se venden las calles, cuando en realidad el objetivo debería ser que esas calles se abran, se construyan puentes para que fluya la libre circulación de ciudadanos y bienes. Si las sociedades de fomento y clubes tienen problemas de financiamiento o internos, su solución no debería ser la intervención, sino mas bien el asesoramiento y fortalecimiento institucional a través de planes y programas que generen mas democracia y ciudadanía. Por cada espacio que los ciudadanos pierden, deberían ser compensados con la apertura de ortos nuevos, algo que no ocurre en Malvinas Argentinas.

Otro impacto que no se tiene en cuenta es el de la identidad y las historias locales. No extraña entonces que no exista preservación de ningún tipo de espacio, público o privado, nuestros barrios carecen de hitos y los pocos que quedan son de dominio privado. Barrios sin democracia interna ni identidad, un campo propicio para el autoritarismo y los buenos negocios, si no se organiza una resistencia popular será muy difícil revertir esta situación, tomar conciencia será entonces el principio.

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